Cuando el pulso que empuja este viaje de sombras, me susurre que es hora de inmersarme en la Nada, vagará mi mirada por la estela del viaje y quizás en el fondo de un paisaje de sueños, estos ojos pequeños serán parte integrante de una estrella de verbos.
Un celaje de versos me dirá que he dejado repleta mi besana de glosas, que mi clámide orfebre te ha servido de abrigo, que mi grial de ternura te ha brindado su aliento, que mi piel ya rugosa macerada con vientos, será acaso el vibrátil fogaril de tu techo. .
Que ha llegado la hora de mutarme en el viento.
Y tal vez la penumbra que transite tu rostro con su duende de arpegios, te dirá que en la nava que pulsara mi imperio, te he dejado mi pecho.
Con sus páginas ocres que esmaltaron silencios, que tensaron las luchas, que impusieron banderas con la paz de los hombres tutelando los tiempos.
Toma tú mis insignias, .toma tú mis acentos y mis albos palomos de mensajes fraternos.
Aprovecha mis vientos que rodando la esfera del genial universo, urda tiempos sin muertes y que vuelen campanas con aldabas de cierzos.
Es la Paz que nos une en el magno silencio y el empuje soberbio de la mano que siembra.
Lleva tú las semillas. Yo te brindo mis verbos.
Rodolfo Leiro.
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