
La paz y el Guernica.
Cuando las guerras se compran y se venden
bajo la usura caníbal de un despacho
y los lamentos de un niño moribundo
son solo polvo de nube en los zapatos.
Cuando el Guernica se cubre y se amordaza
cuando echan tierra en los ojos de los mansos,
entonces un murmullo recorre los confines,
un murmullo de hombres sin quebranto,
de madres que quisieran ser palomas,
de jóvenes de amores incendiados.
Habéis cubierto el cuadro del Guernica
pero su grito y su rostro han escapado,
se han hecho gesto de carne sin fronteras
son alarido de viento deshojado.
Corren las formas dolientes de Picaso
junto a las manos del Pueblo amenazado.
Vosotros, señores de la guerra,
vosotros ,verdugos trajeados
veréis un día al hombre levantarse,
hecho yunque de panes y de manos.
Julia Díaz Climent
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