Y aquí estoy, observando
con los ojos vacíos de locura.
Vagando entre la niebla que depara el silencio,
casi como una imagen granulada,
sin tiempo.
Sobre un mundo humillado de violencia
con abismos de cielo y países sin tierra,
valen la libertad y la esperanza.
Son las flores abiertas de los pueblos,
regadas de ilusiones,
que escapan a la duda y crecen en el aire,
que huelen a misterio
aún, con ideales traicionados.
Pasan los asesinos
con la ropa anodina de la muerte:
cascos, mochilas, máscaras.
Casi autómatas yertos llevando la metralla
desprovista de espíritu.
En el hastío y la duda
la fisura me muestra que estoy lejos de todos y de nadie.
Cuando hay muros no hay Paz.
Se incrusta mí mirada entre las piedras
y vuelvo a ser:
como un águila blanca
en la cumbre del alma.
ANTONIO CRISTOBAL POUPERRE
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