Silencio en los jardines. Todo
encalma
la sangre encabritada de la guerra.
Hay un sosiego interno que destierra
el interés mundano en cada alma.
Los pasos marchan juntos y a la tierra
la rozan con pausada y justa ensalma
y
corazón a corazón, la calma
infiltra el hueco que al rencor
encierra.
¡Bajo un manto de paz, las
discusiones
cesen de pronto! ¡Fluyan argumentos
para encontrarse en cuerpo y emociones!
¡Ilumina, Señor, los pensamientos!
¡Que la oración derrame bendiciones
sobre los pueblos y los sentimientos!
Irene Mercedes Aguirre
Para su libro "Las Eternas Preguntas"