Golpea la emoción mi reservorio,
el sitio donde acuno trascendencia,
y percibo de pronto en mi conciencia
el sentido que clama , perentorio.
Valoro que es la vida, la comprendo
porque esa Luz de Navidad me cubre,
me aporta una emoción que no me aturde
sino que se devela sin estruendo.
El simbolismo acude a mi costado,
la venda de mis ojos ha caído,
y veo, sin tapujos, mi pasado.
Jesús en el pesebre ha sonreído,
la estrella en alto está. ¡Resucitado
brilla mi corazón muy dentro mío!
Irene Mercedes Aguirre
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